domingo, 17 de febrero de 2013

Domingueando

Otro domingo más me acerco a vuestra ventana virtual.

Hoy no pienso hacer una crónica política, a pesar de que las barbaridades siguen estando a la orden del día, siendo la mayor de ellas que nadie se plantea alejarse de la política al ser salpicado por escándalos. No, hoy no toca ponerse de malas (como dice Carlos...).

Tampoco comentaré el revuelo causado por la socialista en el hotel de Cascais (que me huele demasiado a chamusquina), ni caeré en el chiste de relacionar la sorpresiva dimisión del Papa (con señales divinas incluídas, léase el rayo) con la ausencia de la misma por parte de los dirigentes de este país.

Tampoco comentaré el meteorito en Rusia (ya podía caer más cerca; quizá así nuestros creyentes dirigentes lo tomaran como una señal de la virgen del Rocío y se replanteasen su vida).

No. Hoy voy a comentar una observación (simple) que he hecho esta semana. Sí, sabéis que esta semana ha sido San Valentín. Y diréis, ¿a ésta qué mosca le ha picado? Pues veréis. Me ha llamado la atención un pequeño detalle que hasta este año no se me había plantado en las narices tan de frente.

La historia es que me ha hecho gracia lo retorcido del ser humano, cómo nos negamos las cosas, cómo anhelamos lo que no tenemos y, cuando lo tenemos, no le prestamos atención. Estas frases son demasiado generales, ¿verdad? Aplicables casi a cualquier campo. Lo vemos fácilmente en los niños (¡qué fácil entender  las situaciones desde fuera!) pero luego jugamos a engañarnos.

Me refiero a que este año me he fijado en que la mayoría de gente que conozco que tiene pareja o que la ha tenido (mientras la ha tenido) no celebraban San Valentín. "Es sólo un día impuesto por los grandes almacenes para hacer su agosto en febrero", dicen una y otra vez. "Puedo celebrar mi amor cualquier otro día, salir a cenar cualquier otra noche y planear un fin de semana romántico cualquier otra  semana". Pero lo que mola que te lo planteen... incluso aquellos que siguen negándolo en la cara del otro y que probablemente no lleguen a celebrarlo de ningún modo, en el fondo se están derritiendo ante la demostración de amor.

Y luego está la otra cara. La de los que no tienen pareja ese justo día, que se repiten así mismos y a los demás que es un día de celebración del consumismo y etc. etc., esa cosita que queda dentro al recordar días de grata compañía y complicidad, esa ñoñería que entra, esas ganas de poder tener el privilegio de negarse a celebrar dicho día teniendo con quien celebrarlo: el privilegio de poder decir no.

En fin, pura esencia humana. Al menos es bueno para nuestros bolsillos, ya que cuando podemos no queremos y cuando queremos, no podemos.

Y para cerrar la parrafada, algunas de las imágenes que me he encontrado esta semana:





Que tengáis una buena semana. ¡Hasta la próxima!

2 comentarios:

  1. Luchu todavía no nos ha contado nada esta semana. ¿Habrá ido a la piscina? ¿todo le habrá ido fenomenal?
    Quizá se a pasado a ser profe :P

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  2. Hey! no seas curioso!! jajaja lo de la piscina está un poco aplazado por falta de energía, pero esta semana toca volver! Pronto os lo revelaré :)

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